Las Palmas busca su resurgir

ANÍBAL THERÁN TOM, EL UNIVERSAL - SAN JACINTO

 

ANÍBAL THERÁN TOM , EL UNIVERSAL

Rafael Galván Sierra, campesino retornado hace cinco meses, produce en su patio tomates, ají, cebollín, albahaca, berenjena y otros productos con la asesoría de la Umata de San Jacinto.

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Los estudiantes de Las Palmas, junto a su profesor Marlón Serpa.

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El 95% de las casas de Las Palmas se encuentran en estado ruinoso. Sus dueños no han vuelto desde 1999.

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La vía que conduce de San Jacinto a Las Palmas está transitable, gracias al trabajo que realizan contratistas de la Gobernación.

  

Las 52 familias que poco a poco han ido retornando a Las Palmas, corregimiento de San Jacinto, empotrado en la espesura de los Montes de María, viven felices, en medio de cientos de casas ruinosas y solitarias, con la esperanza de poder reconstruir sus vidas.

No olvidan las masacres cometidas por los grupos al margen de la ley que dominaban la zona, ocurridas desde 1999, porque esos hechos los obligaron a vivir en el destierro, en el afán por salvar sus vidas. Pero los palmeros se niegan a recordar su pasado oscuro y prefieren soñar con un mejor futuro. Pero, eso sí, de la mano del Estado.

Vasta recorrer las calles anchas y delineadas del poblado, y detallar las amplias construcciones, para advertir que la prosperidad atropellaba sus vidas. Y aunque hoy, el 90% de las casas presentan un estado ruinoso y muchas otras se han caído, quienes han retornado aseguran que muchos de sus paisanos desean volver, pero las condiciones aún no están dadas.

LO QUE TIENEN

Marcial Reyes, un palmero que retornó hace cinco años, reconoce que la ayuda del Estado ha sido indispensable, pero falta mucho para recuperar el pueblo.

“Gracias a los soldados, recuperamos la seguridad y sobre esa base comenzamos a retornar. Aquí hemos tenido el apoyo de la Infantería, de Acción Social de la Presidencia, de otros organismos no gubernamentales y de la Alcaldía de San Jacinto, pero en este último año porque la pasada administración nunca nos volteó a mirar”, dijo.

Según Marcial la vida del campesino está en el campo y por eso se decidió junto a su mujer y sus hijos a volver. “Llegamos y arreglamos la casa, comenzamos a trabajar la tierra, que al poco tiempo comenzó a dar sus frutos y aquí estamos; felices de ver a más gente retornar. Pero como le digo hace falta más incentivo para que los demás, quienes habitan en barrios subnormales de Cartagena, Barranquilla, San Jacinto y otras ciudades, vuelvan”, dijo.

Lo que piden otros labriegos es más acompañamiento del Estado y que reine la autoridad porque muchas personas están vendiendo los predios que una vez el Incora les entregó a una gente desconocida. “No queremos quedarnos sin tierra”, dijo un campesino.

En conclusión lo que tienen los habitantes retornados de Las Palmas es el amor por el campo y por su pueblo. Desde el año pasado comenzó a funcionar la escuela, en un cuarto de la iglesia, con 16 niños y jóvenes, que cursan de 1º a 5to grado de primaria.

LO QUE NO TIENEN

La lista de lo que no tienen los palmeros es extensa. En primer lugar, dice Marlón Serpa, el único docente del pueblo, “necesitamos la energía y que nos arreglen la vía, que fue sometida a un arreglo por encima hace unas semanas y ahora está transitable. Pero cuando llueva, se pierde otra vez y entonces no podremos sacar las cosechas. Las autoridades deben tener en cuenta que hay sembradas más de 100 hectáreas de ñame, yuca, maíz y tabaco”.

Los habitantes de Las Palmas no tienen acceso a los servicios médicos porque el puesto de salud no tiene nada.

“No hay teléfonos y no entra la señal de los celulares, por lo que pedimos a una empresa de telefonía móvil instale una antena para no seguir incomunicados”, dijo el docente.

Agregó que si les garantizan la energía, muchas personas retornarían al pueblo.

 

LO QUE VIENE

El alcalde de San Jacinto, Joaquín Güette Herrera, enfatizó que trabaja en un plan de acción para garantizar el retorno, no sólo a Las Palmas, sino también al corregimiento de Bajo Grande, cuyos habitantes fueron víctimas de la violencia.

“Lo primero que se hará es recuperar la vía, con unos recursos que se consiguieron ante el Instituto Nacional de Vías. Vale la pena aclarar que los trabajos que se hacen en los 16 kilómetros del carreteable corresponden a un contrato de la Gobernación cancelado en la pasada administración y que no se había ejecutado”, precisó.

Según Güette Herrera se seguirá apoyando a los campesinos, a través de la Umata municipal, con entrega de semillas e insumos. Destacó el apoyo del Circulo de Obreros San Pedro Claver, con el programa de Seguridad Alimentaria Resa que beneficia a los habitantes de Las Palmas y a otras 400 familias campesinas de San Jacinto.

“Sobre el tema de la energía, mientras el Estado define la inversión para colocar los cables, que dicho sea de paso fueron robados, se adquirirá una planta para prestar el servicio a unas 100 familias”, dijo.

 

 

                                

 
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